Buenas, mis queridas pescadillas, ya sabéis lo que toca hoy,
¿no? Sí, eso es, una buena reseña, si es que da gusto lo bien que leéis los
títulos de las entradas. Os voy a hablar de El castillo ambulante, una de esas novelas que fue a arrastrada a
la fama por su adaptación cinematográfica. Podría haber hecho uno de nuestros
versus y enfrentar las bondades y calamidades del libro con las de la película,
pero me ha parecido que la novela merece una entrada para ella sola, porque
aquí hay mucha miga. Tampoco os enfadéis, si pensáis que puede ser interesante,
más adelante os contaré cosas curiosas del film con muchos, muchos gifs
animados.
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Ojú, ¿me ha crecío la cabeza? Puto sombrero que no entra.
A ver, que levanten la mano los fanáticos del anime que no conozcan a Hayao Miyazaki. Bien, los que tenéis las zarpas en alto… fuera de mi blog; los demás, doy por hecho que habréis visto, aunque sea de lejos, El castillo ambulante. Esta película, la decimoquinta del Studio Ghibli y la octava dirigida por el señor Miyazaki, no fue popular solo en el país nipón, donde llegó a convertirse en unos de los filmes más taquilleros de la historia del cine; su éxito se extendió a occidente donde resultó nominada a varios premios, entre ellos los archiconocidos Óscar.
Pero no todo el mérito es de Ghibli y del director japonés, Diana Wynne Jones fue quien creó la novela homónima en la que Miyazaki basó su largometraje. La autora no quiso involucrarse en la producción de la película, y aunque reconoce que la adaptación se aleja bastante del argumento de su obra, quedó muy contenta con el resultado.
Jones fue (y digo fue porque lamentablemente falleció en 2011) una escritora británica dedicada sobre todo al género de la fantasía, tanto para adultos como para niños. Tiene un total de 40 obras publicadas, algunas de las cuales fueron traducidas al castellano como La casa de los mil pasillos (2008; Nocturna 2010), Cristal embrujado (2010, Nocturna 2011), La guía completa de fantasilandia (Nocturna 2009) o Una vida mágica, de la serie Los mundos de Chrestomanci. Esta saga está compuesta por 7 libros de los que en nuestro idioma solo pudimos disfrutar de los 3 primeros y durante un tiempo limitado ya que las ediciones fueron rápidamente descatalogadas.
El castillo ambulante es la primera entrega de la trilogía El
castillo, compuesta también por El castillo en el aire (1990) y La casa de los mil pasillos (2008). La primera entrega de la saga fue publicada en 1986, así que, como veis, esta novela le saca unos cuantos años a su hermana del celuloide (la película se estrenó en 2004).
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En el país de Ingary, donde las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad existen de verdad, Sophie Hatter ha atraído la desagradable atención de la Bruja del Páramo, quién la hechiza con un maleficio que la convierte en una anciana. Con la determinación de hacer lo adecuado, Sophie viaja al único lugar en el que cree que podrá encontrar ayuda, el castillo ambulante que merodea por las colinas cercanas. Pero el castillo pertenece al temible Mago Howl, que se alimenta, según dicen, de los corazones de jóvenes desprevenidas.
La autora empezó a escribir este libro cuando le fue diagnosticado el cáncer que años después acabaría con su vida.
Diana Wyne Jones se sentía más mayor de lo que era, tal y como le ocurre a
Sophie, la protagonista, quien, por culpa de un hechizo, acaba convertida en viejecita. También, al igual que el personaje principal, la escritora fue la mayor de tres hermanas, que vivieron una infancia un tanto descuidada, obligadas a sacarse las castañas del fuego ellas solas. Parece que este libro tiene algo de autobiográfico, ¿o no?