Cuando
hablas de un libro lo primero que quieren saber tus interlocutores, después del
título y el nombre del autor, es el género al que pertenece. Con cada vez más
frecuencia los estilos literarios se mezclan y la clasificación de obras se
hace difícil, pero estas casi siempre acaban aproximándose a tal o cual tipo. La sombra de la existencia es ese casi.
Os acabo de mencionar su título y os contaré quién la escribió, pero no sé si
podré deciros cómo clasificarla. Unos la llaman fantasía psicológica, otros
dicen que pertenece al realismo mágico, ¿o quizás al surrealismo?, algunos la
comparan con las obras Kafka, mientras que otros dicen que no, que se asemeja
más a las de Gabriel García Márquez. ¿Marketing o realidad? No soy una
entendida en autores clásicos, así que no voy a corroborar ni a desmentir estos
símiles. Dejaré la novela en mi sección de narrativa alucinógena,
que no alucinante.
Antes
comenzar os lo voy a advertir, este libro no es para cualquiera. Yo soy
bastante común, una lectora acomodada que mientras lee no fuerza su mente más
allá de ¿piernas estiradas o dobladas? No me ha resultado una lectura llevadera,
y no ha sido por intentar moverme del sofá. Sin embargo, aunque en algunas
páginas mis neuronas gritaban que a ver si valía ya, que no querían pensar, he
llegado al final. Vítores y palmaditas en mi espalda aparte, no quiero
crucificar a Macoco antes de empezar la reseña. La novela también ha tenido
cosas buenas, entre las que quiero destacar el estilo narrativo. El autor escribe bien, pero bien de BIEN. Cierto
es que preferiría haber disfrutado de su imaginativa prosa en otro tipo de lectura,
pero aquí no defrauda.
No
os voy a contar mucho más sobre Macoco
porque en su página encontraréis una información más que completa de su vida y
milagros. Esta web incluye también datos sobre la novela y sus personajes, así
como una breve recopilación de reseñas y opiniones (y ojo que no sólo aparecen las
buenas). Por cierto, si después de
visitar el sitio no os ha quedado claro dónde encontrar este libro os daré una
pista, empieza por Ama y y acaba en zon.
Sinopsis
Un libro narrado con distintas voces que sucede en distintos tiempos y planos existenciales en el que el narrador, el protagonista y su álter ego en el futuro, luchan por contar la historia de cómo Grigoriy fue capaz de dejar de ser humano para mirar más allá de lo obvio, más dentro de sí mismo. En su nuevo mundo nada es real, nada es ensoñación, existiendo la única verdad en los latidos de su mermado corazón, que poco a poco consigue entonar su propia cadencia iniciando un maravilloso viaje por su propia realidad.
Reseñar
este libro es complicado. En la mente del protagonista la barrera entre realidad
y fantasía es tan difusa que resulta difícil saber qué ocurre de verdad y qué se
imagina Grigoriy. Macoco no nos puede acusar de interpretar erróneamente sus
palabras porque cada frase de esta obra es como un cubo de Lego. El autor nos proporciona
las piezas para que montemos nuestra paranoia al gusto, variando el número de
interpretaciones según el cerebro lector.
Esta
ha sido una de las causas de la citada pesadez de La sombra de la existencia.
No acostumbro a sumergirme en lecturas profundas (por encima de la cintura
empieza a ser peligroso) así que, además de los amagos de irme al fondo, seguro
que he pasado algún mensaje subyacente por alto.
Reseña
Lo más llamativo de La sombra de la existencia es la forma en la que nos es relatada. Empezamos con un narrador en tercera persona, distante y objetivo, que en cierto punto empieza a ser interrumpido por el propio protagonista. Las intervenciones de este se hacen cada vez más frecuentes, estableciéndose una especie de lucha por quién contará la historia.
El
personaje principal, Grigoriy Smyrnov,
a quien llaman Grisha no sabemos si
con cariño o mala leche, es un tipo normal. Como la gran mayoría de los humanos
vive una aparente buena vida: tiene un
buen trabajo, una buena novia y una familia con dinero. Pero Grisha se siente
vacío, infeliz y aburrido de ser, como todos, empujado por la corriente en la
dirección correcta.
Podré
quizás encontrar una buena esposa y propagar mi semen para obtener una
descendencia que permita ahogar en ellos mi deseo de dominio y de sentirme útil
ante la vida. ¿No es algo parecido a lo que hacen esos de ahí fuera?. ¿Sentirse
útiles a cualquier precio?, ¿ser útil para qué?, ¿ser útil por qué?
Hasta
aquí tenemos un protagonista muy humano, muy real, muy parecido a todos nosotros.
Pero las cosas cambian. Cuando Grisha piensa que ya nada puede ir peor, llega
Murphy para darle una patada en la entrepierna: P. decide dejarle. Su exnovia pasa de frívola y superficial a ser
la razón de su existencia y de las no pocas páginas que Grigoriy pasa
revolcándose en la cama. Llega el naufragio y la inmersión en un
extraño mundo interior. Empieza lo que Macoco llama renacer y lo que el resto del mundo podría designar como decadencia.
Grisha evoluciona, y el escritor no sólo nos hace ver la transformación
psicológica, va desfigurando el físico
del protagonista a medida que su psique se deforma. En esta realidad distorsionada
se introducen, aparentemente a calzador, personajes secundarios como Gog, el amigo misterioso, Rosalbina una vieja de sentimientos
¿sinceros?, Modhoo y Parnack dos monstruosos
habitantes de Dikanka o el hombre armadillo, el repulsivo alter ego de nuestro hombre.
Todo
confluye en un macabro final donde los personajes desempeñan el papel que se
les estaba reservando. Llegamos al desenlace, que ya se había dejado entrever páginas
atrás, creyendo leer un sueño de Resines. Y entonces, ¡pum! en el epílogo la
explosión de neuronas alcanza el clímax con una poética oda a Nietzche. Cuando acabé tuve ganas de abrazar a mi mujer armadillo interior y aún no
tengo claro si eso es del todo bueno.
Era
extraño que esos niños vistieran más ropa que los adultos, era como si tuvieran
más pudor y que ese pudor se fuera retirando conforme pasaban a la vida adulta,
en la que lentamente sus cabezas se irían reduciendo.
Aunque esta historia me ha parecido complicada de seguir por todas las
reflexiones implícitas, he de reconocer Macoco ha escrito unos cuantos párrafos
fascinantes. Creo que el autor sabe hacerse leer, dice sin decir y
deja que seamos nosotros quienes le pongamos el punto a la frase, pero quizás en
otro estilo más liviano su original escritura destacaría mucho más. Como ya he
comentado al inicio de la entrada, este libro este no es para la
estantería de la señorita Mortis, pero se lo recomiendo a los fans de las
críticas sociales, de las reflexiones y de los LEGO.
Quiero
darle las gracias a Macoco por habernos dado la oportunidad de leer su novela y pedirle perdón por mi posible errónea interpretación de lo que quería
transmitir. Ah, y vosotros recordad no odiar a las que estamos al otro lado de la pantalla, aporreando el
teclado. Al fin y al cabo sólo somos (bien) monas.
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no conocía el libro, pero no creo que lo lea, ya que no me llama la atención y tu puntuación tampoco es muy buena.
¡Un abrazo!
Bueno, hombre, nunca hay que decir nunca (que no lo has dicho pero nos entendemos). Si eres de lecturas reflexivas y profundas te gustará, pero si, como yo, prefieres novelas de argumento más sencillo .... entonces a lo mejor sí deberías decir nunca.
EliminarAh, y me gustaría aprovechar para decir que no os fiéis de las calaveritas, que son muy engañosas y muy muy subjetivas. En este caso YO he puntuado más el argumento que otra cosa, pero si hubiese querido evaluar la redacción o la originalidad, le habría dado un 4 (para el 5 estoy tacaña). Estúpidas y sensuales calaveras, ojito con ellas.
Gracias por tu comentario :) Nos leemos
¡¡¡Holaaa!!!
ResponderEliminarSoy Clau de laratonadebiblioteca.blogspot.com.
Vengo de la iniciativa de granitos de arena.
Saludos.
¡Hola! muchas gracias por pasarte y leernos. También te seguimos. Nos leemos :)
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