jueves, 21 de enero de 2016

Reseña #37: Momias y embalsamados, varios autores

A pesar de sus más y sus menos, el cine es una rica fuente de verdades universales. Gracias a él sabemos que los chinos pueden hacer volteretas con doble tirabuzón mortal hacia atrás sin manos, que darse amor con los calcetines puestos queda feo o que las momias vienen de Egipto. Pero, aunque no os lo creáis, los señores del celuloide a veces exageran un poquito; aunque los cadáveres del tipo faraonico envueltos en vendas son los más representativos y conocidos del proceso de embalsamamiento, no son los únicos ni tampoco los más antiguos.

Lluis Rueda nos lo deja claro en el prólogo de Momias y embalsamados. El libro que hoy os presento explota nuevos argumentos y “se aleja pretendidamente de las maldiciones de la ribera del Nilo y su mitología para explorar nuevos caminos narrativos”. Así lo hacen los siete autores de esta antología, con sus siete relatos breves. 

Momia bebé  encontrada en Quinto de Ebro.
La introducción del libro, aunque escueta, resulta muy educativa: tras un repaso al descubrimiento de la tumba de Tuntakamon se nos pone en antecedentes sobre la literatura momificada (no por lo vieja que es, aunque bien podría ser). Luego, para ir abriendo boca, se mencionan otros hechos que sin duda despertarán nuestro apetito de Wikipedia. Y ahora dejadme a mí también añadir unos extras a los comienzos de esta antología, que me ha entrado el gusanillo.

Voy a empezar por el principio. Antes de que los egipcios se pasearan en tapabarros al calorcito del desierto, unos 2000 años antes, en otro gran arenal, el de Atacama, ya se realizaban rituales de embalsamamiento. La cultura de los Chinchorro (que a pesar de lo que la mente os sugiera no le daba al vino) hacía momias al estilo guarrete: vaciando cadáveres y rellenándolos con arcilla y hierbajos. 

Hasta hace no mucho los marroquíes arropaban a sus recién nacidos como si fuesen pequeñas momias, envueltos, bien apretados, de la cabeza a los pies y  con los brazos cruzados sobre el pecho. Se creía que esto ayudaba a los bebés a crecer con la figura esbelta y a conciliar el sueño.

Pero no hace falta ir tan lejos para encontrar restos arrugados, en España también hubo momias, aunque mucho menos glamurosas que las ya mencionadas.

Imagen de una de las momias
halladas en Llerena
En 2010, en Quinto de Ebro (Zaragoza), durante las reformas del interior de la iglesia conocida como El Piquete se descubrieron 70 enterramientos, en sus correspondientes ataúdes de madera, 30 de ellos momificados de forma natural. Todos los restos contaban con más de 300 años de antigüedad. 

Otro caso similar en nuestra península sucedió en Llerena (Badajoz), en la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, donde en 1979, durante unas obras de restauración se encontraron más de 6000 cadáveres, de los que al menos 40 estaban momificados. Los antropólogos de las Universidades de Barcelona y de la Complutese de Madrid  afirmaron que podría tratarse de enterramientos en vida. Sin embargo, el motivo se desconoce; parece que la Inquisición queda descartada, ya que no constan este tipo de castigos entre los autos de fe documentados en la población llerense; la datación de los cadáveres, del siglo XVIII, descarta también la Guerra Civil como posibilidad, ¿cuál es entonces el origen de estos cuerpos? ¿Debería daros la bienvenida al barco del misterio?

Aunque seguramente podréis encontrar más graciosas y grotescas curiosidades históricas sobre momias no egipcias, voy a dejar ya lo anecdótico para abordar por fin la ficción que nos interesa. ¡A desenvolver Momias y embalsamados!

La iglesia de la Asunción de Nuestra Señora (Quinto de Ebro) , también conocida como el Piquete  fue declarada en 2001 bien de interés cultural de Zaragoza. Si os interesa el arte mudéjar podéis echarle un vistazo más detallado a esta construcción aquí 

Sinopsis

Un paseo infernal por el desierto de Atacama, un embalsamador en un mundo postapocalíptico y su peculiar relación con una niña, la presencia de un extraño ser de brazos inertes en una misteriosa taberna de la Castilla, la odisea de un joven que empieza a trabajar en una terrorífica atracción de feria en Long Beach, un paciente amnésico que se enfrenta al psicoanálisis de un siniestro doctor, un periodista obsesionado por un asesino en serie y una expedición a las Black Hills en busca de un gigante amortajado. ¿Quién dijo que era imposible escribir siete relatos de momias y embalsamados sin maldiciones egipcias?

Algunos dicen que esta sugerente momia  es una  Marilyn Monroe, 
a mí me recuerda más a las fotos de un sábado noche.

Con Momias y embalsamados, Hermenaute, una joven editorial de ficción y ensayo, inaugura su colección Caronte, dedicada al terror y al thriller. Dada nuestra afinidad con el barquero del inframundo no pudimos negarnos a esta reseña, aunque lo cierto es que también influyó que a servidora le gusten un poquito, sólo un poquito, las momias. 

Como se nos promete en la presentación de la antología, y a pesar de lo que pueda sugerir la portada, no hay nada de cultura egipcia entre las doscientas y pico páginas del libro. Víctor Blanco, Lluís RuedaGuillermo Tato, Daniel P. Espinosa,Jesús Gordillo, Luis Guallar y Jorge P. López, unos más que otros, demuestran un estilo cuidado y una muy macabra imaginación que hará las delicias de los lectores más aficionados a la tensión y a la grima.




Reseña

Sin prisa pero sin pausa, y así todo muy ordenadito, voy a ir comentando cada uno de los relatos de esta antología en el orden que nos los vamos encontrando. Y no os olvidéis que la señorita Mortis suele ser 100 % parcial.


#1 El Señor de la Nada, de Víctor Blanco

Con el diario del buen Juan Pineda en una mano y la otra vacía para repartir un par de leches, el Capitán Heredia encabeza una forzada búsqueda de oro por el desierto de Atacama. Sus hombres están cansados, desanimados y muy muy sedientos, así que el capitán decide enviar a una pequeña partida en busca de agua. Así es como Sebastián, nuestro narrador, y otros dos camaradas se encontrarán con la sorpresa más grimosa de toda la antología. 

Víctor Blanco ha cuidado mucho la ambientación del relato, quiere que nos cansemos y desesperemos con los personajes, que queramos mandar a la mierda el oro para volver a casa y, sobre todo, que nos rasque un poco la garganta. Por supuesto, cumple sus objetivos con creces, y os recomiendo que si vais leerlo, tengáis un vaso de agua bien lleno a mano. Los diálogos, con toque andalú incluido, amenizan la acción y le dan una chispa de gracia a tan agotadora aventura.

#2 Cuerpo de niña, de Daniel P. Espinosa

El doctor Westward se encuentra en el escalafón más bajo de la sociedad que Daniel Espinosa ha construido; es un Piojo, un adicto a la red. Uno de los Degenerados, los que parten el bacalao en esta ciudad futurista, le hace un encargo, debe embalsamar a una niña que inevitablemente revivirá el recuerdo de su hija Ely. 

Este es uno de los relatos más viscerales del libro, no tanto por componente gore como por los retorcidos pensamientos del protagonista. Por otro lado, Espinosa invita a la reflexión ofreciéndonos algo parecido al soma de Huxley: una conexión directa a las neuronas les permite a los individuos dar rienda suelta a los deseos más primitivos y más censurados por la sociedad (tortura, asesinato, violación, ...).

#3 En el nombre del musgo, de Jesús Gordillo

Situados en la posguerra española, Jesús Gordillo nos narra como Sebastián Medrano, un señor de esos que tienen los genitales en su sitio, llega hasta el pueblo de Santa Horna (en tierras leonesas) en su huida de los hermanos Cuevas. Agotado, su primera parada es uno de esos pintorescos establecimientos, de los que ya quedan muy pocos, todo en uno, botica, posada, bar y etcétera. Medrano sin duda acabará por descubrir lo más entrañable del lugar, con toda las vísceras al completo.

Tenemos aquí una prosa cuidada y ágil, con muchos elementos descriptivos que ayudan a imaginar cada detalle con una nitidez casi cinematográfica. Aunque la ambientación no es para mí a priori de las más atractivas, la historia, ayudada por el carisma del protagonista, consigue enganchar.

#4 Papel Maché, de Luis Guallar

Sammy Jenkis, el viejo Sammy de Pasadena lleva un mes trabajando en el Queen’s Park de Long Beach. Tras pasar por todas las atracciones, acaba en la casa de la risa, donde el señor Smiley le explica su cometido: debe mantener limpio el lugar y darles, de vez en cuando, una mano de pintura a los muñecos. Uno de ellos le llama especialmente la atención, el ahorcado, una viejísima marioneta fabricada en ¿papel maché? Y como si de una premonición se tratase, ese mismo día un alto anciano visita la atracción; quiere recuperar a su ahorcado.

La antología empieza muy fuerte pero a partir de este punto empieza a decaer, y no es porque los demás autores lo hagan mal, sino porque Blanco, Gordillo y Espinosa han dejado el listón muy alto. La historia de Luis Guallar explota un clásico del terror, los parques de atracciones, y a pesar de que el autor crea un buen clima de tensión es una historia que pasará de largo por mi memoria.

#5 Carcasa, de Jorge P. López

Desde las primeras líneas el relato de Jorge P. López llama la atención; está narrado como un diálogo entre Jyrki Svenson y su terapeuta (psicólogo, psiquiatra o peluquero). Ambos tratarán que el muchacho recuerde (porque al parecer tiene, entre otros, problemas de memoria) lo sucedido en un hotel de cuyo nombre no quiere acordarse. Jyrki, creemos que se llama, estaba en la recepción la noche en la que llegó un cura con un séquito de monjas de monjas muy feas. Tras darles las llaves de todas las habitaciones se retira para disfrutar de una noche de bebercio con  sus amigos pero un ruido perturbante les interrumpe la diversión.

Esta historia ha sido una de las que más me han descolocado; todavía hoy, casi un mes después de haber leído el libro me sigo preguntando si me gusta o no. Lo que está claro es que es original, tanto por el estilo como por la trama, pero al principio cuesta engancharse. El autor nos da  información dosificada y tenemos que ir recomponiendo la historia a la vez que el protagonista, hasta que por fin a este se le suelta la lengua y ya todo va de un tirón. Por otro lado lado, cabe mencionar que el componente momia está un pelín diluido.

#6 Descenso a Duat, de Guillermo Tato

Carlos es un periodista que investiga el caso del “asesino anárquico”, uno de esos serial killer que sienten predilección por las féminas y los símbolos místicos. El relato comienza cuando el protagonista se encuentra sujeto de sus pesquisas, pero el pobre, como no es un Juan sin miedo, se desmaya. Se despierta en un extraño lugar que le conducirá a un misterio subterráneo.

Si del anterior relato dije que el componente momia estaba diluido, aquí es más bien traslúcido. Esta es la otra historia que me ha dejado rascándome la sien. He tenido la sensación de no haber captado del todo lo que Guillermo Tato quería transmitir, y el desenlace ha sido un ¿vale, pero y qué? importante. Puede que una relectura me aclarase las ideas, o puede que no. 

#7 Expedición Newton-Jenney, de Lluis Rueda

Nos ubicamos temporalmente en el año 1952 y espacialmente en uno de los carromatos del Circo Bergheim. Karl Bergheim, el director, y Hubert van Winkle, un comerciante de dudosa reputación se reúnen para hablar de negocios. Van Winkle tiene algo excepcional que ofrecerle y comienza a relatar una historia del Salvaje Oeste: la de cómo Calamity Jane y sus camaradas llegaron a las Black Hills  para descubrir qué (y no quién) ayudaba a los indios a masacrar vaqueros.

No parece la historia más llamativa de la antología, al menos para mí, pero si consideramos la carga histórica del relato, gana puntos. Calamity Jane existió realmente, era una de esas mujeres  que vivió en pantalones. Se alistó como exploradora y en 1875 participó en la expedición a las Black Hills que Lluis Rueda nos cuenta, aunque con otro objetivo diferente, buscar oro. 


Momias y embalsamados me ha gustado bastante, aunque hay unas historias más flojas que otras, como sucede en todas las recopilaciones, en general se aprecia un estilo cuidado, correcto y adecuado a la narración. Además, dada la variedad de ambientaciones es muy difícil que sean cuales sean tus gustos, alguna no te acabe por enganchar. 

Si te gustan las momias y quieres escapar del Antiguo Egipto, sin duda disfrutarás esta lectura. Y si además te apetece colaborar con la literatura autóctona, te quedarás con la conciencia tranquila y un muy buen sabor de boca. 




8 comentarios :

  1. Muchas gracias por la reseña, honorables barqueras del Inframundo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti por integrarnos entre tanta momia y tanto cadáver, eso siempre se agradece ;D

      Eliminar
  2. Este libro tiene buena pinta y no conocía tantos detalles sobre momias, así que ha sido un placer doble leer esta reseña. Está bien que habléis de libros no tan conocidos para que así los demás los podamos conocer.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por pasarte y por el comentario. A veces las reseñas de autores o libros poco conocidos no tienen gran acogida así que nos alegra que, aunque seáis pocos, algunos disfrutéis con este tipo de entradas, nos anima mucho a seguir haciéndolas (y a los escritores ya ni te cuento). Espero que nuestras futuras entradas te sigan aportando algo nuevo, sobre momias u otros temas :) ¡Un saludo!

      Eliminar
  3. Hola:D Pues no creo que lo lea porque a mi estas cosas me dan mucho miedo jajaja Aunque si es verdad que me parece muy interesante :) Un besin, me quedo por aquí ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La ambientación de todas las historias es bastante tétrica, y aunque el miedo que dan es del sano, si eres sensible a este tipo de cosas, quizás hagas bien en mantenerte alejada. Aunque como dije por ahí, como hay un popurrí bastante considerable de relatos en el libro, puede que encuentres alguno que te haga sufrir menos. Yo siempre recomiendo la terapia de choque para aquellos que se quieren adentrar en el mundo del terror ;p
      Muchas gracias por pasarte y sobre todo por quedarte ^^

      Eliminar
  4. Muchas gracias por la reseña y por habernos ilustrado sobre el fenómeno momias de una manera tan brillante. Una reseña así, es más que una reseña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti por pasarte por nuestro blog y echarle un ojo a la reseña. El visto bueno de uno de los autores es más que un visto bueno ;)

      Eliminar