Hoy os traigo Pulp, de Charles
Bukowski, la última novela que escribió antes de irse de visita al otro barrio, curiosamente justo un año después de su publicación.
Lo que más llama la atención,
así, a primera vista, es el título. Pulp … Pulp… Me suena de algo…. ¿Pulp
Fiction? Según el diccionario Pulp es pulpa, pero ni Bukowski ni Tarantino pudieron
usar la palabra con este sentido, qué cutre. ¿A qué se refiere entonces Pulp?
Wikipedia, que acude siempre rauda y veloz a solucionar nuestras dudas, nos
dice que este término era el empleado a principios del siglo XX para denominar
al formato malucho en el que se imprimían ciertas revistas de consumo popular. Estas
contenían principalmente historietas cortas, de terror o ciencia ficción, con importantes dosis de violencia y sexo. En
España serían los equivalentes a los fanzines que se compraban nuestros padres por 10 duros.
Las fotos no aportan mucho, pero me apetecía ponerlas, le dan un toque glamuroso a la entrada.
Pero volvamos a Bukowski y a su
obra. Esta es amplia, tanto en número como en estilos, y, en gran medida,
autobiográfica. La novela ocupó una muy pequeña parte de sus preocupaciones y
el autor se dedicó principalmente al ensayo y a la poesía. Siendo como era un
“realista sucio” no vamos a encontrar en sus escritos aburridas buenas
prácticas político sociales, ni palabras que rimen con amor; Bukowski habla de
mierda y de follar, de borracheras y de peleas, de apuestas y de fracaso,
muchas veces desde la experiencia propia. En Pulp vais a ver esto y algo más. Y
aunque técnicamente el contenido del libro no es autobiográfico, el
protagonista, Nick Belane, guarda un gran parecido con Chinaski, el alter ego
del autor a través de quien, en muchos relatos, revive sus decadentes recuerdos.
Sinopsis

Realidad, una pizca de ficción, un chorrito de ironía, y ¡pum! Bukowski lo convirtió en Pulp, listo para tomar con unas gotas de mala leche. Con tal batiburrillo de cosas, es difícil decir a qué género pertenece esta novela; tiene buena parte de novela negra, pero poco a poco el autor va dándole unas pinceladas de irrealidad, así muy disimuladamente, que la hacen difícilmente encajable dentro la temática policíaca. Si buscáis una novela de detectives, con malos muy malos y buenos de moralidad sana, donde las partes de la historia vayan encajando como números en un sudoku, no leáis Pulp. Cuando abráis el libro debéis ser conscientes de algo más que del entorno de la novela; la vida de Bukowski estaba llegando a su fin y a través de Nick Belane podemos ver cómo el autor sentía la presencia de la muerte (aunque suponemos que a él no le llamaba por teléfono).
En Los Ángeles
corre un rumor muy extraño. Se dice que un tal Céline, que merodea por las
librerías inspeccionando a la competencia y buscando primeras ediciones de
Faulkner, sería nada más ni nada menos que Louis Ferdinand, que no habría
muerto en 1961 en Meudon. Nick Belane, un detective privado muy poco
intelectual, es el encargado de averiguar la verdad. ¿Y quién quiere saberla?
Una dama muy fatal, quizá la más fatal de todas, que no acepta que Céline
pudiera haber escapado a su mortal encanto. Pero de repente la temporada de
trabajo se ha vuelto muy buena para Nick y tiene varios asuntos más entre
manos: encontrar el Gorrión Rojo, que no es el nieto del Halcón Maltés para un
tal John Barton, y descubrir si Cindy, la mujer de Jack Bass, engaña a su
marido. Pero, como ya demostró cumplidamente Raymond Chandler, todos los casos
de un detective siempre se lían entre sí, y entre Cindy y Céline se organizará
un lío considerable. "Pulp", la última novela de Bukowski, es una
parodia y un homenaje a todas las «pulp fictions» que sobre el papel han sido,
y una real, literaria y sangrante «pulp fiction» por derecho propio, que
recurre a la tragedia y al humor, a la literatura y a claves de la más pura y
dura realidad, a lo real y a lo surreal.
Reseña
La novela está ambientada en Los Ángeles
a finales de los 80 y, como ya he comentado, cuenta las desventuras de Nick Belane,
un detective privado venido a menos. Belane es un cincuentón barrigudo,
aficionado a la bebida, al juego y a las mujeres, un tipo bastante completo; el
último vestigio del auténtico Hollywood. Le gotean las facturas y las goteras
se le acumulan, y por si fuera poco el descarado del casero quiere cobrarle el
alquiler, ¡como si una patada en las pelotas no fuese un buen pago!
Así de triste está el pobrecito
Nick cuando, de la noche a la mañana, se ve envuelto en varios casos, a cada cual
más extravagante. A 6 dólares la hora, parece que el negocio comienza a
remontar.
El primer cliente en solicitar
sus servicios es una femina de muy buen ver que se hace llamar señora Muerte.
Necesita a Belane para que averigüe si un hombre que se parece a Céline es
realmente Céline. Céline, Céline. Céline el escritor francés (y no me
preguntéis porque no sé más de él), que se suponía muerto desde hace 32 años.
La Señora Muerte necesita conseguirlo. A él y no a cualquier otro tonto del
culo.
John
Barton y Jack Bass le hacen otros dos encargos al detective. El primero le pide que encuentre al Gorrión Rojo. Así, y ya. “Estoy intentado
localizar al Gorrión Rojo”. Frunces un poco el ceño y te rascas la sien, ¿quién
o qué es el Gorrión Rojo? Pues vas a seguir rascándote hasta casi el final del
libro. Por otro lado, Jack Bass, sospecha que su mujer, Cindy, le pone los
cuernos, y necesita que Nick le pille el culo.
Más adelante, a Belane le llega otro
caso más que resolver y esté sí que es raro de narices. Grovers es un
tanatopráctor acosado por una extraterrestre cañón, Jeannie Nitro, a la que le
gusta atravesar el techo volando, por lo que acude a Nick para librarse de esta nena
espacial. Sorprende que el autor introduzca aquí elementos propios de la ciencia ficción, pero entrelaza tan bien la paranormalidad con el hilo conductor, que al final acaba pareciendo perfectamente lógico que una avanzadilla
intergaláctica de gusanos extraterrestres se ande paseando por la Tierra.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!
Metido un cuarto en cada caso, Belane
va dando palos de ciego de uno a otro, sin orden ni concierto. De vez en
cuando se toma una pausa para beber, amenazar al casero o pelearse con el vecino
(aunque esto es normal, porque es cartero y todos sabemos que los carteros no
caen bien)Los casos se enredan unos con
otros, y poco a poco se van solucionando, más por pura suerte que por las habilidades
del detective. El nexo de unión entre todas las historias es Cindy Bass, que al principio parecía la mujer de un caso florero. Cindy hace tratos con Céline. Cindy se enrolla con un gusano espacial. A Cindy le van a pillar el culo.
Al final sólo nos quedan Belane,
el Gorrión Rojo y la Señora Muerte, que parece haberle cogido cariño al detective. Por primera vez
en todo el libro Nick y su Luger no consiguen que las cosas se pongan de su parte, aunque no todo es en
vano, porque acaba encontrando al buscado Gorrión Rojo.
Comencé a contar los idiotas con los que me cruzaba. Llegué a 50 en dos minutos y medio, después me metí en el siguiente bar
Siendo honesta, sin el particular
estilo narrativo de Bukowski este libro para mí sería un bodrio. La historia en
sí no resulta tremendamente interesante, y el autor abusa demasiado del alcohol y de las peleas (en su literatura, me refiero). Sin embargo, la redacción de la novela compensa con creces cualquier defecto del argumento. El libro es en general bastante
gris, con brochazos de ironía y comentarios de los que te alzan
las comisuras de los labios.
Si queréis empezar a leer a
Bukowski os recomiendo Pulp antes que cualquiera de sus relatos cortos, que se pueden llegar
a hacer bastante monótonos y difíciles de seguir. En las novelas el escritor se organiza
bien, hay un principio y, aunque a veces se entretiene demasiado, siempre llega
a un final. Pulp es un libro ligero, de capítulos cortos y lenguaje fácil; pero si no lo repasas un par de veces puedes quedarte con la sensación de no haber descubierto todo lo que el autor esconde detrás de las palabras. Y es que Pulp no es sólo una sátira, es una reflexión de cómo nos vamos bebiendo la vida, o de cómo ella nos bebe a nosotros. Alejaos de esta novela si no os gustan las palabrotas, los borrachos, las peleas y los extraterrestres con tetas.
Yo tenía talento, tengo talento.
A veces me miro las manos y me doy cuenta de que podría haber sido un gran
pianista o algo así. Pero ¿qué han hecho mis manos? Rascarme las pelotas,
firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los retretes, etc., etc. He
desaprovechado mis manos. Y mi mente.
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