Es
imposible olvidar que En costas extrañas
está ahí; es una de esas novelas que cada cierto tiempo es rescatada de las
profundidades para enseñar a guionistas, editores, e incluso diseñadores
gráficos qué debe tener buena historia de piratas.
Recién
salida de la imprenta, la obra de Tim Powers no tardó mucho en extender sus
influencias. Empezó sirviéndole de inspiración a Ron Gilbert para crear la
conocida, aunque sólo sea de nombre, saga de videojuegos Monkey Island en 1990.
El
libro permaneció dormido unos cuantos años hasta que en el 2006 Disney salió de
pesca y lo arrastró otra vez a la orilla. Los nuevos piratas del Caribe nos
recuerdan bastante a los de Powers, aunque es oficialmente la última entrega la
que repasa el relato del autor. Sin embargo, los guionistas de Piratas del caribe: en mareas misteriosas
escogieron una trama secundaria y la retorcieron tanto que el parecido con En
costas extrañas es bastante inverosímil.
El
hablar de un libro basado en una película, o viceversa, suele conducir a
engaños, así que adelanto aquí que la saga cinematográfica y la novela no
comparten ni personajes ni argumento. Las dos historias transcurren en el mismo
lugar (me refiero a los mares del Caribe, en general) y en la misma época; pero por costas extrañas no se pasea Jack Sparrow ni fondea la Perla Negra, al igual
que en Tortuga la tripulación de Philip Davies no se emborracha con ron.
La
novela volvió a surgir hace unos meses cuando Gigamesh la relanzó en formato Omnium, acercándosela a los lectores y a sus bolsillos. En costas
extrañas volvía a estar bien a la vista en los estantes de las librerías y a mí
me hizo recordar que tenía que reseñarla.
Sinopsis
El clásico de la piratería del autor de Las puertas de Anubis Una
extraordinaria novela de fantasía histórica centrada en la piratería del siglo
XVIII en el Caribe 1718. Barbanegra, uno de los últimos piratas que se
enfrentaron a la flota del rey Jorge de Inglaterra, aterroriza las costas del
Caribe. En tan desagradable compañía, y en contra de su voluntad, navega John
Chandagnac, tenedor de libros y titiritero. No parece un buen candidato a
pirata ni alguien dado a las oscuras maquinaciones de la hechicería, pero un
capitán borracho lo rebautiza como Jack Shandy y llega a convertirse en uno de
sus líderes... por cuya cabeza se ofrece una recompensa. Tim Powers nos brinda
de nuevo un apasionante relato de fantasía histórica en el que mezcla con su
pericia característica el detalle histórico y los tópicos más desquiciados de
la narrativa fantástica para construir un cóctel de acción de ritmo
vertiginoso. La caza de espíritus con ayuda de un perro de dos cabezas
momificado, un viaje a través de los pantanos de Florida en busca de la Fuente
de la Eterna Juventud, una batalla naval con la Marina Real inglesa, encuentros
con buques naufragados cuya tripulación está compuesta por zombis... son
algunas de las imágenes que pueden encontrarse al navegar por «costas extrañas».
Es una
introducción bastante buena, pero sean cuales sean las expectativas que os
puede crear, la novela las va a superar con creces. ¿Embarcamos?
Reseña
En
costas extrañas está estructurado en tres partes, que aparecen nombradas como
libros. A su vez estos “libros”, están divididos en capítulos, lo que a priori
nos da una novela muy bien organizada.
En la primera parte Powers introduce a todos los personajes de la historia, y a través de flashbacks y diálogos fluidos nos invita a conocerles a mejor. Partimos a bordo del Clamoroso Carmichael junto a John Chandagnac, un joven ex titiritero que busca consumar una venganza personal. Chandagnac comparte bizcochitos de desayuno con una gaviota, Elisabeth Hurwood (que no es el nombre del pájaro), el atormentado padre de esta, Benjamin, y el gordo médico que les acompaña, Leo Friend, que de amigable tiene bien poco. El navío nunca llega a su destino ya que es asaltado en mitad de la travesía por la tripulación de Philip Davies. En la refriega intervienen inesperadamente Benjamin y Leo, quienes con ayuda de Compañero cuidador y otros ardides de la magia vudú, se lo ponen fácil a los piratas. Compichado con estos, el erudito profesor Hurwood busca el retorno de su fallecida esposa, y alrededor de esta innoble causa girarán gran parte de sus acciones.
En la primera parte Powers introduce a todos los personajes de la historia, y a través de flashbacks y diálogos fluidos nos invita a conocerles a mejor. Partimos a bordo del Clamoroso Carmichael junto a John Chandagnac, un joven ex titiritero que busca consumar una venganza personal. Chandagnac comparte bizcochitos de desayuno con una gaviota, Elisabeth Hurwood (que no es el nombre del pájaro), el atormentado padre de esta, Benjamin, y el gordo médico que les acompaña, Leo Friend, que de amigable tiene bien poco. El navío nunca llega a su destino ya que es asaltado en mitad de la travesía por la tripulación de Philip Davies. En la refriega intervienen inesperadamente Benjamin y Leo, quienes con ayuda de Compañero cuidador y otros ardides de la magia vudú, se lo ponen fácil a los piratas. Compichado con estos, el erudito profesor Hurwood busca el retorno de su fallecida esposa, y alrededor de esta innoble causa girarán gran parte de sus acciones.
El libro se centra en la transformación del confiado John Chandagnac en Jack Shandy, el avispado cabo de mar de Davies. John Jack
es un héroe estereotipado, noble y de buen corazón, pero a lo largo de la
novela se irá apiratando y cogiéndole gusto al ron. Su relación con Davies
también va cambiando, y pasa del odio a poco menos que el amor. Por otro lado, como es de manual en este tipo de historias, Shandy queda cautivado por Beth Hurwood, y
su interés por ella se irá haciendo más intenso a medida que avanza el
argumento.
En
el segundo libro entra en escena Edward Thatch, más conocido como Barbanegra,
una leyenda de la piratería y de la magia vudú. A raíz de un acuerdo previo con
Benjamin Hurwood, deberá acompañarle, a él y a un pequeño grupo en el que se incluye nuestro Jack, a la Fuente de la Eterna Juventud (ya os podéis
imaginar el porqué del nombre). Aquí se empieza a ver que Benjamin no está en
sus cabales, sufre alucinaciones que dan lugar a ridículas escenas con mucha guasa.
En aquel momento, Hurwood
empezó a canturrear de una manera reconfortante y se puso a cuatro patas.
Murmuró algunas palabras cariñosas y luego, con tanta suavidad como fuerza, se
tendió de bruces sobre la arena. Todavía canturreando, empezó a agitarse allí
con un ritmo pesado.
Leo Friend enrojeció, furioso, y apartó la mano de la pierna de Beth – ¡Señor Hurwood! – chilló.
Leo Friend enrojeció, furioso, y apartó la mano de la pierna de Beth – ¡Señor Hurwood! – chilló.
Sin detenerse, Hurwood dejó
escapar una sonrisa indulgente.
Esta
parte acaba de forma un tanto triste para Shandy, quien comprende finalmente
los planes de Hurwood y teme por la vida de su Beth. Tras la visita a la Fuente
él no es rival ni para Benjamin, ni para Leo ni para Thatch, quienes vieron incrementados sus poderes y algunas otras capacidades. Así empezamos el tercer libro con un Shandy deprimido y ebrio en la isla de Nueva
Providencia. Recién ascendido a capitán, se toma unas cuantas páginas para
armarse de valor, hierro y los consejos de un viejo loco, con el fin de partir a recuperar a
su amada. No sólo tendrá que vencer al tirano de su padre y a su tripulación de no muertos, las cosas se complican al final, y acabará luchando, en el sentido más literal de la palabra, por el amor de Beth.
La forma visual y clara en la que Powers relata los hechos, hará que este libro os enganche aunque no sintáis pasión por la piratería ni por el vudú. La ambientación es
otro de los puntos fuertes de la novela. El autor ha cuidado los hábitos y el
comportamiento de los piratas (lo justo para que aún sigan siendo bastante rudos) para darle realismo a la novela. Si como yo no estáis familiarizados
con el lenguaje naútico y la jerga marinera, quizás os cueste comprender alguna
palabra, aunque eso no es obstáculo para el entendimiento del texto.
Tim Powers también introduce lugares y datos históricos que enriquecen la trama. Por ejemplo, es cierto que el Rey Jorge I de Inglaterra decretó en 1718 un Edicto de Perdón para todos aquellos que quisieran abandonar la piratería. Envío a Woodes Rogers, el primer gobernador de las Bahamas, a reclutar conversos y a perseguir a los renegados, con poco éxito en ambas tareas.
Otro
personaje real es Henry Morgan, a quien Davies nombra en una de sus anécdotas.
Morgan era un bucanero galés, conocido por haber participado en numerosos
ataques ingleses contra las fuerzas españolas del Caribe, entre los que destaca la conquista de Jamaica. Asentado en Port Royal, se dedicó a
saquear navíos españoles, violando el acuerdo de amistad entre Inglaterra y
España. Fue por ello arrestado por el imperio británico, y posteriormente rehabilitado para volver a hacer de las
suyas.
Y ya llegamos
al final de la travesía, ¿qué os ha parecido, grumetillos?
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