Reseña #12: Eudum: tierra negra, G. Polant

Hasta ahora Be y yo hemos hechos reseñas de libros más o menos conocidos, pero hoy me gustaría enseñaros algo nuevo. Últimamente ha habido un aluvión de escritores noveles especialmente dentro de los géneros de fantasía y ciencia ficción. Los estantes de las, librerías están cada vez más llenos de nombres que no nos suenan y el ¿qué libro me cojo yo? es una pregunta muy recurrente. No hace falta haber escrito una docena de obras para ser bueno, y es una pena que a veces pasemos por alto talentosos autores por no tener referencias de ellos.

Me parece muy interesante que los blogs (aunque sean pequeñitos como el nuestro) ayuden a difundir obras poco populares, por eso os quiero presentar a alguien que probablemente no conocíais: Glenda Polantinos o G. Polant. G. Polant, lectores de El barco de Caronte, lectores de El barco de Caronte, G. Polant. Esta madrileña publicó en enero de este año Eudum: tierra negra, el primer libro de una interesante saga de fantasía y del que os voy a hablar.

Sinopsis

¿Y si el mundo tal como lo conocemos estuviese a punto de desaparecer? ¿Y si las fuerzas del mal que han permanecido ocultas saliesen a la luz?¿Y si las armas para combatirlas se encontrasen perdidas y hubiera que buscarlas?
Stella una mujer a simple vista corriente, con un trabajo y una vida normal, nos guiará a través de un mundo paralelo y oculto a la gran mayoría, saltando entre diferentes épocas, vislumbrando acontecimientos del pasado, del presente y del futuro, desentrañando incógnitas importantes, preparándose para la contienda que se está gestando. Perteneciente a una familia muy antigua de grandes hechiceras, sus poderes la llevarán a meterse en una aventura que le hará visitar uno de los períodos más convulsos de la historia, la edad media, se tendrá que asociar con las criaturas más misteriosas y cripticas del mundo mágico, los grifos-gárgolas, descubriendo que cada vez tiene más en común y que sus destinos están totalmente ligados. Sobre todo con el enigmático Assur, que además de ser su mejor aliado despertará en ella un maremagno de emociones, llevándola a descubrir la más poderosa y potente de todas las magias…
Un recorrido que va desde las catedrales góticas del siglo XIII hasta el interesante y variopinto mundo de la noche actual parisina, conociendo a vampiros, brujas, espectros y poderosos druidas, hallando objetos ocultos y desenterrando viejas leyendas casi olvidadas, que no te dejarán abandonar esta apasionante y entretenida historia.

Este resumen hace poco hincapié en las importantes dosis de romance (y actos románticos) que contiene el libro. Si os gusta ver patadas con achuchones de por medio, sin duda devoraréis las 664 páginas de la novela.

Reseña

El libro está escrito en primera persona y en presente, al estilo de la saga de los Juegos del Hambre, aunque emplea un lenguaje más coloquial y dinámico. La narradora principal es Stella, una joven de 28 años que vive en la isla de Martinica. La autora introduce otros puntos de vista, y la primera vez que esto ocurre pilla de sopetón porque no se indica de ninguna forma. A medida que avanza la novela los cambios de enfoque son más frecuentes y te acabas acostumbrando, incluso agradeces saber qué ronda por la cabecita del resto de personajes.

¡Adiós al acceso subterráneo tan conveniente, al conjuro de sangre, a la discreción y a tener controlado el plan! ¡Mierda, mierda y mil veces mierda!

Stella es pintora a tiempo parcial y hechicera a jornada completa. Además de sus poderes, tiene la habilidad de percibir la energía de cuanto toca (que en seres antropomorfos – iba a decir humanos pero se me queda pequeño – se traduce en escuchar pensamientos), práctica artes marciales y colecciona cuchillos; vamos, una todoterreno en la lucha contra el mal. Lo cierto es que no he acabado de simpatizar con ella, es tan guapa, tan poderosa, tan segura, tan … que parece una campana. Junto a su pomposa perfección, el alegre uso que hace de la magia en su vida cotidiana (para arreglarse la ropa o cambiar un chicle de sabor) parece una táctica de pavoneo. 

La protagonista se ve envuelta en una misión para mantener el equilibrio del mundo, que le exige viajar al París del siglo XIII y recuperar unos extraños amuletos. Son dos talismanes de cinco existentes, cada uno de los cuales representa un elemento (agua, aire, tierra, éter y fuego), que cinco muchachas elegidas deberán activar en el futuro. Para cumplir su cometido nuestra mujer se transmuta a un antiguo cuerpo, contando con la ayuda de Selene, un ser de luz, y su amigo Roberto, que es médico, druida y lleva rastas. 

Ejemplo de gárgola fea. Brooklyn, Gárgolas (1990)

A partir de este momento Stella empieza a ser Wanda, una druida pelirroja de 18 años. Bajo esta nueva apariencia, con el apoyo de hombres lobo, gárgolas-grifo, la Orden de los guardianes y los templarios debe recuperar los amuletos y plantarle cara a los malos. Vampiros, espectros y una bruja a la que Stella le tiene una tirria de muerte son los que se encuentran en el otro platillo de la balanza. Wanda se las apaña a las mil maravillas porque es más poderosa que el KH7, pero la cosa se complica con la aparición de un nuevo personaje. Es él quien le propone a la protagonista conseguir el Eudum, un misterioso manuscrito de la Edad Oscura. Para darle nombre a la novela este objeto se menciona muy poco y no se aclara apenas su utilidad o cometido, aunque supongo que esto se soluciona en las secuelas. 

Como ya he adelantado, el amor ocupa una parte importante del libro. Stella-Wanda se enamora locamente de una de las gárgolas, Assur. Estos bichos no son como la serie de los 90, tienen forma humana, son grandes y fuertes, con unos abdominales para rallar queso. Al principio su relación es bastante sana, pero a medida que avanza el argumento mí se me va haciendo pesada. No porque estén todo el día dale que te pego, que también ayuda, sino por el matiz obsesivo que va tomando por ambas partes. 

– Eres una mala persona, ¿no te das cuenta de que estoy sufriendo? – digo con la respiración entrecortada a consecuencia de las embriagadoras caricias en mis muslos, aunque para llevar más lejos su castigo deshace la lazada del corpiño, libera mis pechos y comienza a lamerlos provocativamente.

Ochocientos años después Wanda vuelve a ser Stella y tiene que cumplir la segunda parte del plan, la activación de los amuletos. Esta chica, que es un culo inquieto, vuelve a luchar contra los vampiros, aunque al principio parece que está desenmascarando una red de narcotráfico. Otra vez los lobos, la Orden, y las gárgolas la ayudan en su misión de reunir los talismanes restantes y otra importante pieza, humana esta vez.

El final deja el terreno preparado para la secuela, pero sin duda sorprende, que en mi opinión es lo que debe hacer un buen desenlace. En las últimas páginas hay una lista con todos los personajes, objetos, lugares y seres que intervienen en el libro. Como a lo largo de la novela se van introduciendo unos cuántos términos raros, este pequeño glosario es muy útil para aclarar ideas.

Cuando empecé a leer Eudum: tierra negra me pareció destinado a un público bastante jovencito, pero a medida que pasaba las páginas e iba leyendo escenas cada vez más tórridas, deseché esa idea. Es una fantasía para gente más adulta, aunque para mi gusto le sobra amor. 

Este tipo de novelas no son de mis predilectas, por eso le doy al primer libro de Eudum una puntuación media, pero tengo que decir que no le tiene nada que envidiar a sagas más conocidas como Memorias de Idhún o Vampire Academy. Si disfrutáis con este tipo de lecturas os animo a darle una oportunidad.