Desde
que descubrí que hype no se refiere
al flow de los que bailan hip hop, la
gente me toma más en serio. Aprovechando la nueva palabra y mi renovaba
credibilidad os quiero hablar de un libro en torno al cual se ha generado
una curiosidad viral. ¿Merece Ready
Player One todo ese hype?
La
novela de Ernest Cline llegó a España
en el 2011 sin pena ni gloria. Pero recientemente, Spielberg y sus intenciones
de convertirla en adaptación cinematográfica, nos la quisieron recordar. Curada
nuestra ceguera por el celestial maestro de la ciencia ficción, vimos algo que
siempre estuvo ahí. Se obró el milagro y fuimos iluminados. Ahora ya
somos dignos de leer tu obra, oh señor Cline. Porque de la
histeria colectiva se nace, no se hace.
Parafraseando
otras reseñas, este libro está plagado de referencias al mundo geek y a la cultura pop de los 80 … Vale, ¿y qué? Como los
pantalones de campana, hay palabras que empezamos a utilizar sin comprenderlas del todo. Los que no entendemos de anglicismos vamos a suponer que
geek es un señor al que le gustan mucho mucho las nuevas tecnologías. Y, aunque nos duela, imaginemos también que
la cultura pop no se refiere a las mallas de Madonna sino a las ideas extendidas entre las clases medias de los 80. Así, en la obra, veremos
citadas series como Los Goonies o El coche fantástico, películas como la
omnipresente Guerra de las galaxias
o Blade
Runner y grupos musicales del estilo de Def
Leppard.
Ready Player One es la primera novela de Cline, pero
no su primer intento de difundir el frikismo. Allá por el 2009 escribió
el guión de Fanboys, un film que
relata las hazañas de un grupo de amigos obsesionado con Star Wars. En julio de
este año se publicó en Estados Unidos su último libro, Armada, que esperamos pronto disfrutar en la versión castellana.
Encontraréis
más información sobre este escritor en su web, pero a modo de
curiosidad, os voy a adelantar que ECTO-88, mencionado en la novela, es real. Este
vehículo, posesión y orgullo de Clint, es un DeLorean
DMC-12 (Regreso al futuro) tuneado con elementos del coche fantástico, la furgoneta de los Cazafantasmas y algún otro frikimóvil más.
Sinopsis
Estamos en el año 2044 y, como el resto de la humanidad, Wade Watts prefiere mil veces el videojuego de OASIS al cada vez más sombrío mundo real. Se asegura que esconde las diabólicas piezas de un rompecabezas cuya resolución conduce a una fortuna incalculable. Las claves del enigma están basadas en la cultura de finales del siglo XX y, durante años, millones de humanos han intentado dar con ellas, sin éxito. De repente, Wade logra resolver el primer rompecabezas del premio, y, a partir de ese momento, debe competir contra miles de jugadores para conseguir el trofeo. La única forma de sobrevivir es ganar; pero para hacerlo tendrá que abandonar su existencia virtual y enfrentarse a la vida y al amor en el mundo real, del que siempre ha intentado escapar.
Reseña
Tal
y como habéis leído en el resumen, Ready
Player One nos sitúa la Tierra del
2044, donde el calentamiento global, la escasez de combustibles fósiles y el
hambre pasan de preocupaciones naturalistas y sociales a hechos. Rodeado de unas pobres expectativas de futuro, en un campamento de caravanas,
encontramos a nuestro protagonista, un muchacho de 18 años llamado Wade Watts.
Wade es un auténtico nerd, pero no de los
que llevan gafas de pasta y una película de Kubrick debajo del brazo. Como el
LOL ya no se lleva y no tiene amigos con los que jugar a Magic! pasa su tiempo en
la pixelada piel de Parzival, su
avatar de Oasis, una enorme realidad
virtual a medio camino entre un mmorpg
y una red social. No hay clicks ni barras espaciadoras, a través de una consola y un visor, te sumerges en un mundo más auténtico que el real.
Frobozz
formaba parte de un grupo de varios centenares de mundos poco visitados
conocidos como el Racimo XYZZY. Se trataba de planetas creados en los primeros días
de Oasis y cada uno de ellos recreaba el entorno de alguno de los juegos
clásicos de aventuras de textos, también llamados MUD (multi-user dungeon, es
decir, mazmorras para múltiples usuarios).
Después
de las explicaciones iniciales, Cline nos pone en situación: tras su muerte, el
creador de Oasis, James Halliday
(o Anorak), cifra su fortuna en código binario. Con la cantidad de
0 que contiene y un poco de imaginación, la convierte en un Huevo de pascua que permanece escondido en
alguna parte de este universo digital. Cualquiera puede participar en la
cacería, cualquiera puede ser un gunter,
pero encontrar el premio no es tarea fácil. Para conseguirlo, los jugadores
deben conocer y practicar las aficiones de Halliday hasta convertirlas en gustos propios. Ver sus series, escuchar su música y jugar a sus videojuegos les acercarán a las tres llaves y, finalmente, al ansiado Huevo.
La
novela arranca cuando Parzival encuentra la llave de cobre, cinco años después de
iniciarse la frenética búsqueda. La aparición de su nombre en el primer puesto de La tabla le hará gozar de una repentina popularidad, encontrará aliados como Hache y Art3mis e incluso el amor. La relación erótico festiva que se relata aquí es bastante inocente y el autor no le dedica demasiadas páginas, lo que, personalmente, agradezco; una recreación exhaustiva de la primera experiencia amorosa de Wade no le haría un favor al libro. Pero no todo son vidas extra y puntos de experiencia, también hay malos tocapelotas contra los que luchar. Estos son los sixers, los peones de IOI, una ambiciosa empresa que pretende el control de Oasis.
Un
tipo que me precedía en la cola llevaba una consola Oasis en miniatura de la
marca Sinatro en una prótesis de testículo. Eso sí era tener huevos.
La
lectura es muy ágil y la trama engancha. Las 426 páginas se convierten a
efectos prácticos en unas, ¿100? Sin embargo hay partes en las que nos
vamos a dedicar a leer una retahíla de películas o canciones que posiblemente
ni nos suenen. Aunque este guiño a las generaciones de los 70 y 80 puede
ser un atractivo para lectores algo más maduros.
A
la pregunta que he planteado al comienzo de la entrada voy a responder que no, Ready Player One está muy bien pero no es para tanto. El libro me gustó y me tuvo entretenida, pero no creo que sea merecedor de tal expectación. Las aventuras ambientadas en realidades virtuales no son tan poco frecuentes como se piensa (véase Tron o Sword Art Online, serie con la que este libro guarda gran parecido), además, los personajes de Cline son muy estereotipados (Parzival es el héroe, Hache el amigo del héroe y Art3mis la chica dura que se derrite por dentro). Sin embargo, aunque no considero este libro como el padre de la originalidad, creo que cumple muy bien la función de entretener.
Los lectores que se encuentren familiarizados con los videojuegos pueden disfrutar esta novela especialmente, ya que se mencionan varios aspectos, términos y curiosidades relacionados. También se lo recomiendo a los fans de Rush y de los huevos.
Los lectores que se encuentren familiarizados con los videojuegos pueden disfrutar esta novela especialmente, ya que se mencionan varios aspectos, términos y curiosidades relacionados. También se lo recomiendo a los fans de Rush y de los huevos.
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