Mac Lupén es ilusionista, escritor y hombre de
recursos. Combinando su faceta mágica con sus competencias lingüísticas ha
creado una obra que vulnera las leyes del espacio tiempo; Un iPad en los 80 nos invita a viajar, desde la época actual al
Madrid de hace tres décadas. Antes de iniciar esta expedición al pasado quiero
advertirles a los amantes de lo digital que quizás se sientan decepcionados, a
pesar del título, en la novela no hay más referencias a las nuevas tecnologías
que la portada y el Mac del autor.
Esta
lectura bien podría calificarse de exprés, no solo por su escaso número de
páginas sino también por la ligereza del argumento. Un iPad en los 80 probablemente pasará sin pena
ni gloria por vuestra estantería, no obstante, cumple con creces uno de sus
principales cometidos, el de entretener.
El escritor ya contaba con experiencia como columnista y escritor de artículos de
opinión antes de publicar su primera novela, 13 citas por internet. En 2014 Lupén volvió a la carga con la obra
que hoy reseño; fue publicada por Éride Ediciones y tuvo una difusión
destacable comparada con la de otras obras a escala novel. Con sus dedos
entrenados, no sólo en el manejo de cartas sino también en el de las palabras, el
autor ilusionista (e ilusionado) desarrolla una prosa sencilla y cercana, muy
fácil de leer.
Sinopsis
El Dr. Marcos Mata, divorciado de 39 años, se somete a una intervención quirúrgica en el hospital donde trabaja. Se despierta de la anestesia en la casa de sus padres y descubre que vuelve a tener ocho años. Son los años ochenta. Sin poder comprender lo que ocurre, a partir de ese momento, tendrá que volver a vivir su vida, de la cual no ha olvidado ningún detalle. La relación con sus padres, con sus compañeros, con las chicas… Sabe que puede cambiar la evolución de las cosas; pero también que hacerlo tiene sus consecuencias. Marcos saca provecho económico de sus conocimientos sobre lo que aún no ha ocurrido pero… ¿Qué hay de los sentimientos? ¿Se es feliz apostando siempre al caballo ganador?
¿Qué harías tú si pudieras volver a vivir tu propia vida?
En la contraportada del libro además de este breve resumen hay
un par de líneas dedicadas al autor. Quiero
destacar la última frase, “Mac Lupén… y
no mires a quién”, que en combinación con la seductora pose que el
ilusionista adopta en la fotografía induce a confusión. No queda claro si nos quiere hacer un 2x1 en gafas graduadas o invitarnos a unas fantas. En cualquier caso, vamos a darle la vuelta al libro y a comenzar por el principio.
Reseña
El resumen anterior es un buen aperitivo para abrir boca pero le deja muy poco margen a la reseña, ya que básicamente es a lo que se
reduce el libro. No hay muchos spoilers que censurar ni giros inesperados,
aunque la trama resulta entretenida es bastante lineal.
Madrid, 2014. Marcos Mata se somete a una operación de masa en colon
ascendente. Y antes de que vengan los señores del MIR a azotarme con sus tumores
extirpados, confieso no tener ni idea de lo que acabo de acabo de decir; me he
limitado a reproducir, posiblemente fuera de contexto, una de las citas del
libro. Quistes de simpatía dudosa a parte, la enfermedad del doctor Mata no es
relevante para la historia, así que pasemos por alto mis errores y unas cuantas páginas de la novela.
Los padres de Marcos debían de tener un sótano muy grande para guardar tantos niños |
Imaginaos la situación, una mente de cuatro décadas atrapada en
un cuerpo que apenas suma una. El asunto da para tirar del hilo, incluso para toquetear la teoría de cuerdas (y ahora van a venir los
físicos a darme lo mío), pero el autor lo deja estar y tan solo le dedica unos párrafos apurados al despavilar del crío. Es tendencia en las novelas actuales que cuando algo escapa al entendimiento de los personajes estos hagan un intenso ejercicio de reflexión. Lupén se sale de la rutina en este sentido y va directo al grano; bien, punto positivos. Pero ni tanto ni tan calvo, se olvida de dar explicaciones, de conferirle a la historia una mayor profundidad, de contarnos algo más que la vida y milagros de Marcos Mata; mal, punto negativo.
Qué hubiera pasado con el mundo si los niños hubieran sido
como la generación de mis sobrinos desde el principio de los tiempos… La
revolución industrial con la madre abandonando la máquina de coser para
asegurarse de que el niño no se cae al suelo por dejarlo solo.
Superado el breve shock inicial, el nuevo Marcos se convierte,
para angustia de sus padres, en un inadaptado fumador precoz. Tocando teta se le
pasan los días en la nueva vida hasta que descubre que valiéndose de sus
recuerdos puede influir en el futuro que conoce. Y el chico va y se mete exitosamente de lleno en el negocio de la especulación. El desenlace pilla de sopetón, retuerce un poco la linealidad del argumento y deja varias preguntas en el aire, que a mi me sugirieron otras cuestiones. ¿Habrá traído Amancio Ortega la moda de Zara desde el futuro? ¿Viajaría Steve Jobs en el tiempo encima de la mesa de un quirófano? Aquí se acaba el libro de Mac Lupén y empieza uno de Iker Jiménez.
Es inevitable ponerse en el pellejo del protagonista y evocar cómo sería casi reempezar la vida. Creo que el escritor lo ha
sintetizado bien, aunque quizás demasiado: frustración inicial, resignación... ¿Y luego? Posiblemente
tratar de explorar aquellos caminos que quedaron atrás en alguna encrucijada. La novela se lee rápido y entretiene, pero aparte de esta breve invitación al ejercicio mental no va más allá. El autor ha tenido una idea buena, y más si consideramos su intento de castellanizar el efecto mariposa, pero podría haberla desarrollado de una forma mucho más llamativa.
Muchas gracias a Éride Ediciones por facilitarnos este ejemplar y a Mac Lupén por recordarme que tengo que ver los últimos episodios de Cuéntame.
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